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Por los bosques del sur... de Albacete - Patio de las Flores
¿Damos una vuelta por los bosques del sur? La savia de la vida emerge con toda su fuerza a finales de la primavera por los parajes de Riópar. Ya a mediados de junio, y casi empezando el verano, la Naturaleza es tan potente que su energía penetra por todos los poros de nuestro cuerpo, ajenos todavía a su lenguaje. En nuestros largos y silenciosos paseos, es todo un lujo palpar el frescor de la hierba entre las flores y los quietos y callados pinos, sobre todo para los que queremos anular el ruido de nuestros pensamientos. Los ruiseñores, golondrinas y gorriones..., eclipsados por el rumor de las hojas de los frondosos árboles, interpretan las notas de sus partituras de finales de primavera. El siseo de los arroyos y riachuelos, alimentados de aguas recién caidas, son una invitación sutil al frescor, bajo la mirada atenta de los chopos. Aunque... ausentes están ya las setas de primavera, como espectros de ninfas encantadas se asomaron y se fueron, dejando paso a la plantas comestibles que se expanden y estiran por todas partes; son muchas las aromáticas escondidas que imponen su presencia a través de suaves fragancias movidas por el viento..., y muchas las orquídeas que nos sorprenden en nuestro divagar sensato por el parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima. Pero es ahora, y no luego, cuando llega la flor más esperada, aquella que entre robles y jaras no necesita reclamar ninguna dosis de belleza en las tardes soleadas..., la peonía, que teñida de intenso rosa emerge fuerte, grande y poderosa, escoltada por un inmenso azulado y florecido ejército de piornos que pone en relive, más aún si cabe, su soberbio y sutil diseño estético. Y es en este punto cuando ya estamos a un paso de los altos calares, con espinos de manto blanco, majuelos, cornicabras, lentiscos, bojes, endrinos, zarzas, lentiscos, arces, avellanos, rosales..., donde otros discretos árboles, dan otras muchas flores para deleite de nuestros sentidos